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El peor de los casos

Es lógico pensar que nadie emprende una nueva aventura con el deseo de fracasar. Las personas tenemos sueños: algunos muy ambiciosos y otros más aterrizados, pero a fin de cuentas nos gusta visualizarnos cumpliéndolos.

No obstante, solemos pasar por alto que el camino hacia la meta está lleno de riesgos, de esos que en su mayoría no podemos prever y en ocasiones tratamos de evitar.

Mas no tener la valentía de enfrentar estos obstáculos, nos hará entrar en un ciclo vicioso en el que dejamos de intentar cosas nuevas para hacer lo que hemos hecho una vez, tras otra, tras otra… y a la larga, el “evitar” el riesgo termina siendo mucho peor que afrontarlo.

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El miedo a estos riesgos (y más específicamente al fracaso) está profundamente gravado en el cerebro humano. Dicho miedo hará lo posible por mantenernos lejos de nuestras metas y recogidos en nuestra zona de confort:  primero generando excusas, para luego evolucionar y provocar síntomas físicos.

Sin embargo, vencer tus temores es meramente cuestión de tiempo y práctica. Así que para aligerarte un poco la carga, te presentamos un estado del pensamiento que nos gusta llamar:

El peor de los casos

Y esto no tiene mayor ciencia que hacerte a ti mismo la siguiente pregunta:

¿Si todo resulta mal, cuál es el peor de los casos, y realmente es TAN malo?

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Tenerlo definido realmente te ayudará a eliminar los bloqueos creados por el miedo y te hará abrirte a nuevas posibilidades y oportunidades.

Al hablar de “tomar riesgos”, pasa que la mayoría de las veces no son tan grandes como parecieran. Nuestra mente tiende a exagerar a causa del mismo miedo. Es por eso que visualizar tu peor caso posible muchas veces ayuda más que vislumbrar tus metas.

“Soy ya viejo y he conocido muchos grandes problemas pero la mayoría de ellos jamás sucedieron.”

-Mark Twain

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Es común visionar tus metas, y es una herramienta poderosa también, pero con ello suele venir nuestra área de seguridad. Y en el momento en que comenzamos a hablar de seguridad viene el miedo.

La cantidad de sufrimiento por el que pasamos al no tomar riesgos, casi siempre suele ser mayor al que imaginamos que nuestro peor escenario nos puede traer.

Entonces la pregunta es, ¿cuál es tu peor escenario? Es distinto para cada persona, pero casi siempre menor de lo que pensamos.